En 1998 llegó a mis manos el libro, versión en francés de la Sociedad del espectáculo de Guy Debord quien formó parte de la Internacional Situacionista- el movimiento de artistas, intelectuales y urbanistas de posguerra que dió lugar a Mayo del 68 y que tiene en sus textos una crítica a la educación, al sometimiento de la cultura a la moda, a una producción industrial sin fin, a la construcción de nuestros hábitats urbanos como celdas que determinan qué tipo debemos llevar, la cual convierte nuestra vida cotidiana en una representación/ficción, en un espectáculo construído para y por la sociedad consumista,La sociedad del espectáculo.
En aquella época ese libro me hizo reflexionar sobre la sociedad del espectáculo que la dictadura de Fujimori había creado a través de los medios de información, de los cuerpos transformados en imágenes y representaciones puestas a disposición del Mercado,cuerpos muertos, en aquél boom de las telenovelas , en las pasarelas, las películas, la proliferación de franquicias, el desarrollo de Lima Norte y Sur con "tú también puedes cambiar tus facciones", leyendo noticias o secuestrados.
Todo formaba parte de un mismo espectáculo mediático/político/urbano que recién comenzaba, un espetáculo que se replicaba a mil a nivel mundial, que generaba nuevas situaciones en los intersticios urbanos, en la conversión en mercancia de nuestro conocimiento y nuestras capacidades, de la calle a la Internet, los medios virtuales y su múltiple uso, la República Internet, donde muchos fuimos los primeros cuerpos atravesados de la periferia que vivían los cambios globales de 1999 al 2002 en donde cada paso que se daba se convertía en imagen, moda, palabra final, actitud, pose, sexo, mercancía.
Hoy no es diferente y esto toca a todas las esferas, como este medio mismo como contradicción en la contradicción lo cual parece ser la constante.
Tal vez es solo en el 2001 que la sociedad peruana acabó de entrar en aquello que los situacionistas llamaron la sociedad del espectáculo y que 55 años después Vargas LLosa, quien indudablemente ha leído sobre ello pero no se atreve a decirlo, llega a percatarse desde su espectacular pluma de opinión de a dos soles la unidad.
Un escritor contemporáneo de Vargas LLosa Juan Goytisolo: Guy Debord y La internacional situacionista Raoul Vaneigem
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