No leo mucha poesía ni prosa...
No porque no quiera, solo que no tengo tiempo y me apasionan otros tópicos mucho más estresantes, digamoslo así.
Cuando leo algo de poesía o creación literaria es porque alguien me lo ofrece, pero, sinceramente no busco ( y eso que en la casa materna y paterna hay un núcleo de creación viviente).
Antes de venir ( o sea salir) estuve en una linda reunión y un ?¿amigo/compañero de investigación?¿? tenía en su casa el libro Toda la sangre, un conjunto de cuentos sobre la violencia política en nuestro país y decidí comprarlo antes de venir, ya que le había dado una leída previa aquella noche agnóstico/cervecera y me pareció perfecta inversión no solo de dinero, sino de tiempo, para poder acercarme, desde lejos, a las distintas percepciones de compatriotas de aquella época de desangre.
Por lo arriba descrito, soy incapaz y no me interesa en lo absoluto, hablar de este libro como crítica literaria, tal vez como científica social, pero más que nada como una persona más que vivió en una herida como patria, durante 20 años. Que crecí con miedo, como muchos y que dentro de mi actual escepticismo, la creación y el arte hacen que que pueda liberar aquellos mudos recuerdos de mi niñez, que otros niños tuvieron y murieron y que somos mucho más que oscuras tradiciones decimonónicas.
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